A finales de octubre me contactó la enésima persona asignada como asesor de Caixabank, esa figura que se han inventado para que parezca todo más personal. Lo sería si no fuera porque voy a asesor por año y porque tengo claro que la señorita que hoy me ha atendido no volveré a verla. Pero me estoy dispersando. En la llamada me requería para firmar los consentimientos y la fe de vida que el banco debe enviar a la Seguridad social para pagar la pensión.
En la llamada le comenté que estaba fuera de España y que nos podíamos ver en enero para las formalidades. De paso, le pregunté por ese pack de tarjetas en Braille del que necesitaba saber cómo era y como gestionarlo ya que mis tarjetas no caducarían en breve.
Un curioso incidente con tarjetas inutilizadas en dispositivos Apple por el que Apple y Caixabank optaron por eliminar tarjetas inactivas me hizo controlar mejor los daños sufridos en mi app de Caixabank y descubrí que tenía una tarjeta Pack Braille por activar.
Cómo era posible si yo sólo había pedido información?
Así las cosas, la semana pasada solicité hora para que me atendieran y hasta ayer no tuve la confirmación de la cita que ha sido hoy.
En la conversación le comento a la persona el tema de la tarjeta fantasma y que ya que estaba allí me la llevaría.
Hoy me la ha entregado y tras estudiar todo lo que venía en el sobre, sólo me queda una pregunta:
Tanto costaría a todos los bancos dar un servicio como este?
En el sobre hay lo siguiente:
Un documento escrito en tinta con las instrucciones al que van pegadas dos tarjetas.
Un grupo de hojas en Braille con las instrucciones de como activar la tarjeta y la explicación del uso.
Espera: Dos tarjetas?
A medias, porque una sola es la tarjeta útil, mientras que la otra …
La tarjeta útil es una tarjeta Visa común y corriente con banda magnética, Microchip y sensor de contacto.
En la esquina inferior izquierda tiene una marca semicircular que marca la posición en la que hay que introducirla en el cajero o datáfono. En la parte superior, en lugar de las clásicas letras en relieve está el número de la tarjeta escrito en Braille en dos grupos de 8 números.
La otra tarjeta, es simplemente un plástico con el mismo semicírculo pero sin posibilidad de utilizarla en cajeros o datáfonos.
Tiene también escrito en Braille el número de la tarjeta operativa en dos líneas, la fecha de caducidad y el código de seguridad CVV para compras por internet.
Es una tarjeta informativa, sin más utilidad que la de darnos la posibilidad de conocer la información de la tarjeta.
La activación tiene 3 posibilidades, y aquí empiezan los problemas:
Alguien en las altas esferas ha decidido que es una muy buena idea quitar los sonidos de los cajeros automáticos que hay dentro de las oficinas y otro alguien ha decidido que los auriculares de los teléfonos sean Bluetooth, Lightnin o USB del tipo C mientras que los cajeros … no tienen altavoz activado y tienen un conector de auriculares clásico de 3,5 milímetros.
De este conector, la persona que me ha atendido no tenía ni idea, o mejor dicho: Es la primera vez que se da cuenta de que existe en los cajeros y yo, … yo no tenía auriculares por lo que opté por activar mediante la app.
La tercera opción es un número telefónico gratuito.
En la app no hay problemas serios para activar la tarjeta aunque sí hay ciertos botones sin rotular. Hubo un tiempo en que esta app fue completamente accesible pero ahora cada vez que tocan una opción se cargan la accesibilidad.
Es un contrasentido facilitarnos la vida con tarjetas en Braille con toda la información y por otro lado complicárnosla haciendo inaccesibles cosas que eran accesibles.
No poder utilizar los cajeros con autonomía ya que a alguien se le ha ocurrido quitar el sonido o poner como alternativa un tipo de auriculares que no todos tenemos.
No tener todas las opciones de la app porque alguien se ha olvidado de la accesibilidad, porque total, a quién le importa eso?
Que todo esto esté ocurriendo cuando la ONCE es una cliente importante y muchos trabajadores utilizan Caixabank como gestión de recaudaciones de las ventas de productos de la ONCE, es simplemente lamentable.
A todos los efectos, lo que la gente ve, porque es lo que se manda a los medios de comunicación, es que las tarjetas están en Braille, que es un buen servicio para los ciegos, que son los únicos en darlo, … pero omiten que luego casi no podemos utilizarlos porque la tecnología de la que disponen la están capando.
Lo hacen cuando por ejemplo una persona que debe asesorar a un cliente no tiene conocimiento de cómo activar esta tecnología, y lo hacen reduciendo el volumen de los cajeros automáticos de forma que no se puede escuchar los sonidos orientativos que emiten.
Aún recuerdo que estos cajeros se pusieron en marcha en 1997, cuando aún había posibilidades de comunicar incidencias y aprender de ellas.
Hoy no estoy contento, porque por un lado todo es muy bonito para la galería pero por otro lado me están complicando la vida por pequeños detalles.
Gracias Caixabank por la tarjeta, pero por favor no retrocedáis en accesibilidad aunque alguien certifique que sois accesibles.