Cuando llegan estas fechas, ocurre siempre lo mismo: Todo el mundo, quien más y quien menos, saca a pasear esa buena persona que lleva dentro y se pone a repartir abrazos y besos como si no costaran.Cuesta relativamente poco descubrir quienes te dan el abrazo sincero, y quienes el abrazo del oso, para provechar y darte la puñalada por la espalda, porque esos, a primeros de mes, ni siquiera te dirigían la palabra.
En este año en que los malos y los buenos momentos de mi vida se han alternado, he podido descubrir con gran alegría, que los que estaban en marzo dándome abrazos por la muerte de mi padre, estuvieron en octubre repitiendo el abrazo fuerte por mi matrimonio.
A todos los que se lo merecen, y en especial a quienes este complicado año han estado conmigo, Quiero desearles de todo corazón una feliz Navidad.